sábado, 8 de agosto de 2009

Topónimos, motes y los nombres del las vacas bravas, como elemento de conexión con su tierra de origen.

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Investigando sobre la ascendencia jijona de la ganadería de Manuel Arranz y las derivadas de esta, nos encontramos el nombre de un toro. El nombre en concreto es "Ricopelo", que debió usarse en varias ocasiones, habida cuenta de que se habla de este como semental y como animal premiado en su lidia. La explicación es sencilla, los nombres de los toros se repiten, normalmente los toros portan el nombre de la madre, por lo tanto en las distintas camadas suele haber animales con el mismo nombre.
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Aparecen nombres en las reatas de ganado de ascendencia jijona que están íntimamente ligados con topónimos de Villarrubia de los Ojos, con apodos típicos de gentes de este lugar y con expresiones que todavía se siguen usando en el lenguje coloquial.
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Lorenzo Cerón Miranda nos suministra buena parte de los nombres de las reatas clásicas de ganaderías que tuvieron casta jijona. Esta línea de investigación ya ha permitido a Lorenzo identificar familias de ganado de la misma procedencia en distintas ganaderías, lo que permite concluir que necesariamente mantienen el mismo origen.
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El nombre de las vacas y de las derivaciones de sus raices y distintas desinencias se ha convertido en una forma de autenticar la sucesión del ganado. De la misma manera que las mitocondrias de las hembras conservan el mensaje ganético, el nombre de cada hembra, su raíz y su derivación es heradado por sus hijas, nietas, biznietas, tataranietas,... Nos encontramos hoy con que esta inalterada costumbre de los ganaderos situa ganado jijón en distintas ganaderías actuales. Cuando se transmite ganado de una ganadería a otra, las vacas llevan su ficha y su nombre que seguirá siendo heredado por sus descendientes. Así nos encontramos nombres que después de muchos años siguen utilizándose.
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Algo parecido ocurre con los topónimos, nos dan una referencia de la evolución del lenguaje, de las formas de denominar los sitios, de los vocablos que se usaban en otra época.
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En cuanto a los apodos o motes, son otra forma de ubicar a las personas en sus familias, en nuestra tierra se hace difícil encontrar familias que no los tengan. Algunos motes vienen de lejos y no se conoce su origen.
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La cuestión es que nos hemos encontrado el nombre de "Ricopelo" como nombre de un importante semental de Manuel Arranz de procedencia Martínez, que a su vez es de procedencia jijona. Este nombre, "Ricopelo", también es un sitio de Villarrubia de los Ojos, que se corresponde con un ojo o nacimiento de agua. Villarrubia de los Ojos, se llama así precisamente por la abundancia de estos nacimientos de agua que exisitieron hasta hace bien poco. Sirva como ejemplo: "Ojo de la vaca", "Ojo de Ricopelo", "Ojo de la médica", "Ojo de la abuelilla" y, cómo no, "Ojos del Guadiana".
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En cuanto al paraje "Ricopelo", también cabe decir que está justamente al lado de otro paraje directamente relacionado con la cría de ganado jijón, concretamente "El lote", lugar que correspondiera a la familia Sánchez Jijón y en la que algunos autores ubicaron su ganadería.
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"Ricopelo" aparece en la lista de motes, también lo es "Malospelos", que también es el nombre de una vaca de procedencia jijona. Llama la atención el nombre de otro toro llamado "Pelostiesos" que suele ser un calificativo coloquial muy utilizado en esta zona y por último nos encontramos con "Cigarrón" el nombre de un semental de la ganadería Flores, que por cierto eran oriunda de Villarrubia y que también figura como mote de esta localidad.
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El rigor en la costumbre de seguir denominando al ganado bravo con los nombres de sus antecesores nos permite seguir un rastro por la singularidad de los mismos. Si esta singularidad en las elecciones de nombre, que hicieran los primeros ganaderos y mayorales, encuentran paralelismos en topónimos y motes de una zona determinada, habría que concluir que la ubicación geográfica del ganado originario debe estar necesariamente relacionada con el lugar dónde se utilizaban las mismas palabras para designar lugares y apodar personas.
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De momento debemos pensar que son demasiadas casualidades, pero quien sabe si las actuales reatas que hoy portan nombres relacionados con topónimos y apodos villarrubieros no son las verdaderas descendientes del ganado que se surgió de esta tierra.
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Se adjunta imagen de mapa en el que, en rojo, se identifica el lugar: "Ojo de Ricopelo"
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